Celedonio Hernández, de fraile en Filipinas a alcalde en San Martín.

 

Vamos contar la historia de un curioso personaje que llegó a San Martín hacia 1876 y cuyos descendientes siguen ligados a nuestra villa. Estamos hablando de Celedonio Hernández y López, nacido en Fuensalida el 5 de marzo de 1837.

Su historia despertó mi curiosidad tras leer el libro Pinceladas de don Teodoro Sainz de Ibarra, quien fue cura de San Martín de Pusa. Lo escrito por don Teodoro decía así:

“…El hermano Celedonio que así se llamaba, fue enviado a las islas Filipinas. Allí hizo lo que pudo pero siempre con el peligro de convertirse en un punto filipino. Parece ser que un tifón o un terremoto se llevó el convento del Hermano Celedonio con todos los frailes dentro. Fray Celedonio y otro compañero de la misma cuerda o del mismo cordón, fueron los únicos supervivientes. Como ya nada tenían que hacer en las islas, cargaron con todos los doblones que habían quedado en el convento, se hicieron a la mar y regresaron a España. Dice la historia, que el compañero del Hermano Celedonio se mareó o le empujaron y se quedó a mitad de camino, en el mar. Pero es el caso que los doblones, todos se quedaron en manos del Hermano Celedonio. Dejada la santidad en Filipinas, volvió a Fuensalida (Toledo) y unió o juntó su cuerpo con una guapa moza llamada Anita, hija del escriban como esta vida sacrílega se les hacía difícil en Fuensalida (Toledo) dieron son sus huesos y con su carne en San Martín de Pusa (Toledo) donde cambiaron los doblones por tierras. De esta forma, se convirtieron en grandes terratenientes. Aquí tuvieron numerosos hijos y nietos. También se dice que con la ayuda de la familia de los marqueses de Zugasti, el Hermano Celedonio obtuvo la dispensa del voto de castidad. Del voto de pobreza, ya se había dispensado el solo.

La señora Petra, mi ama, que era natural de Fuensalida (Toledo), desde que pisamos la tierra de San Martín de Pusa, mostró excesivo interés por conocer a la familia del “sayón”. Tal es así que el cementerio que le prepararon, fueron en llamarle “cementerio de los sayones”.

La suerte acompañó a mi ama y le llevó derechita a la lechería. Aquí, sin esperarlo, le fue satisfecha su curiosidad en la casa del secretario del ayuntamiento.En este pueblo, dijo mi ama, vivió uno de Fuensalida, que le decían “sayón”. Como si el secretario esperase la pregunta, rápidamente soltó la respuesta: Pues el “sayón” o el “judio” como aquí le decían, era mi abuelo.”

La historia del fraile que se enriqueció y fue a parar a San Martín a comprar tierras, tal y como la contó don Teodoro, tiene más de leyenda que de realidad. Cuando se la contaron al párroco de San Martín, probablemente su ama Petra, hacía prácticamente un siglo que habían ocurrido los hechos.

Vamos a contar esta interesante historia desde la documentación histórica. Como dijimos Celedonio Hernández nació en Fuensalida en 1837. A los veinte años, cogió los hábitos franciscanos, concretamente el 27 de septiembre de 1857.

En septiembre de 1862 salían del convento de Pastrana (Guadalajara), más de una treintena de frailes misioneros con destino a Cádiz, entre ellos se encontraba fray Celedonio Hernández. En Cádiz, el 1 de octubre de 1862, embarcaron en la fragata Luisita con destino a Filipinas, llegando a Manila el 14 de febrero de 1863.

El convento de San Francisco de Manila fue destruido por los bombardos americanos de la II GM, ni por terremotos o tifones

Al ser nuestro protagonista un fraile lego, es decir no ordenado, nada más llega al convento de San Francisco de Manila sede de la provincia franciscana denominada San Gregorio el Magno, sirvió de cocinero, pero pronto le encargaron una actividad más acorde a sus aptitudes, la de Procurador de la Provincia, lo que suponía un ascenso en el escalafón de la orden, toda vez que el procurador se encargaba de la relación con las autoridades y con los superiores y de la administración y finanzas de la orden en la provincia. Un ejemplo es que, como responsable económico, importó desde Hong-Kong un órgano a Manila en noviembre de 1868.

Cinco años estuvo en este puesto, del que fue “apartado”, según los datos de la propia Orden en 1868, algo debió ocurrir con su administración, para ser degradado y destinado a la enfermería de Santa Cruz de la Laguna.

Por ello, si Celedonio Hernández se enriqueció en Filipinas, es más probable que fuera por su actividad como Procurador Provincial, que por el motivo de traer doblones a España y la rocambolesca historia de su compañero caido por la borda.

Al año de estar en la enfermería de Santa Cruz, le enviaron de regreso a España por estar enfermo, eso ocurría en 1869. Ya en España Celedonio seguía siendo fraile, pero tenía en el horizonte dar un cambio radical a su vida. Tal es así que desapareció y hasta el padre Vicente del Moral, Procurador General de la orden envió una carta a Madrid solicitando información sobre el estado de salud Celedonio y donde se encontraba, pues le daban por desaparecido.

Debía estar Celedonio cotejando a la que poco más tarde sería su mujer, por lo que solicitó al Gobierno “vivir fuera del Claustro”, es decir, salirse de la orden. Esto tiene su importancia toda vez que en esos momentos solo se podía salir de una orden religiosa si renunciabas a la religión católica, es decir si te convertías en un apóstata. De ahí los apodos que más tarde le pusieron, el de “sayón” en Fuensalida: “aquel que ajustició a Cristo” o el de “judío” en San Martín: “aquellos que condenaron a muerte a Jesús”. El pago de ser señalado como un apóstata fue el que tuvo que pagar Celedonio por dejar de ser fraile. Fue separado de la orden en 1870.

En 1871 Celedonio quiso contraer matrimonio civil, en esos momentos se debatía una ley liberal sobre los matrimonios civiles, por lo que en los juzgados aun existían ciertas dudas al respecto y así el Juzgado de Torrijos elevó una consulta al Ministerio de Gracia y Justicia, el cual contestó así al juzgado:

“Visto el expediente instruido con motivo de la consulta elevada por usted a cerca si D. Celedonio Hernández, fraile lego que fue de la orden de San Francisco, y que deseaba contraer matrimonio, alegando haber abandonado la religión católica, estaba obligado o no a probar este hecho… Considerando que el que alega un hecho con motivo de su derecho está obligado a probarlo, en cuyo caso se encuentra don Celedonio Hernández, S.M. el Rey… se ha servido resolver, como regla general, que todo clérigo católico o fraile profeso que haya abandonado su religión, está obligado, cuando intenta contraer matrimonio, a probar aquel hecho…”

De esta forma el caso de nuestro “paisano” entró en la historia del Derecho se la época y fue tratado por en algunos periódicos.

Había colgado los hábitos, se casó y abrazó a su esposa tanto o más que a las ideas republicanas desde una óptica democrática y liberal, seguidor de Emilio Castelar, en 1874 fue concejal del Ayuntamiento de Toledo, por poco tiempo, apenas dos meses durante la I República. Como decíamos, su pasado de haber renunciado a la fe católica le perseguiría y sería aprovechada por sus enemigos políticos. Aun en ese corto periodo como concejal de Toledo fue criticado su nombramiento en la prensa, decía así:

“En cuanto al segundo teniente alcalde, don Celedonio Hernández, dicen que es un exclaustrado, protestante hoy o no católico y bien acomodado, que hace poco se casó civilmente mediante una grave consulta y resolución del Consejo, y acaba de avecindarse en esta. De las circunstancias especiales de este concejal se han apoderado algunos maliciosos para sospechar que su nombramiento pudiera considerarse como una ofensa, más o menos directa, a los sentimientos de la casi totalidad de los toledanos de todas las opiniones o como un bofetón lanzado á su rostro.”

Debió ser después de su fugaz paso por el Ayuntamiento de Toledo, donde como ya hemos visto le consideraban una persona “bien acomodada” es decir con recursos económicos, cuando debió adquirir propiedades en San Martín de Pusa.

Debió ser después de su fugaz paso por el Ayuntamiento de Toledo, donde como ya hemos visto le consideraban una persona “bien acomodada” es decir con recursos económicos, cuando debió adquirir propiedades en San Martín de Pusa.
 

Carta de adhesión a don Emilio Castelar

En 1877 ya era vecino de esa villa, pues aparece en las listas electorales, además como uno de los principales contribuyentes.

En 1878 fue designado como juez de paz suplente por el Ayuntamiento de San Martín de Pusa, lo que supuso que la prensa volviera a hacerse eco del ex fraile. Como reflejo de las dos Españas, unos en contra de su nombramiento, los más conservadores y otros, los liberales a favor.

“Según escriben de la provincia de Toledo a La España, ha causado gran escándalo el nombramiento de juez municipal suplente de San Martin de Pusa, hecho en favor de un ex-fraile apóstata, afiliado en una de las innumerables sectas del protestantimo. Debemos decirlo con franqueza. Si el señor ministro de Gracia y Justicia es consecuente con los principios que repetidas veces ha defendido, singularmente en la comisión de códigos, esperamos que cesará el escándalo, haciéndose justicia a aquel católico vecindario, a quien se ha ofendido con semejante nombramiento. Si el ex-fraile, discípulo de Lutero, continúa ejerciendo las funciones de su nuevo cargo, repetiremos á La Mañana y demás diarios constitucionales que, si para muestra basta un botón, no cabe duda de que el Gobierno del Sr. Cánovas protege los intereses católicos y de que los ultramontranos somos los niños mimados de la conciliación ministerial.” El Siglo Futuro, 14 de enero de 1878. Un periódico conservador.

“La España dice que ha causado gran escándalo en la provincia de Toledo el nombramiento del juez municipal suplente de San Martin de Pusa, hecha en fa or de uno que era antes católico y ahora es protestante. Pero venga usted aquí, colega, ¿por qué han de escandalizarse y avergonzarse los vecinos de dicho pueblo? ¿Qué tiene que ver el recto desempeño del cargo de juez municipal con ser protestante o no serlo? Estas gentes neo-católicas se olvidan de los buenos tiempos en que vivimos, por supuesto refiriéndonos á la compatibilidad de cualquiera creencia religiosa, con todo cargo o empleo civil, militar, administrativo, judicial, político, etc”. EL Globo, 13 de enero de 1878. Periódico liberal.

Se terminó asentando la familia Hernández en San Martín y así en 1900, Celedonio se convirtió en alcalde, a su vez era el segundo mayor contribuyente en fincas rústicas dentro de los vecinos de la villa, ademas poseía un molino de aceite y un molino de harina y su domicilio le tenía en la calle de La Mancha.

El semanario republicano La Idea, informaba el 14 de febrero de 1903 del falleció Celedonio Hernández y López.

No podemos determinar si el capital que le llevó a invertir en San Martín y a formar allí una saga familiar procedía de Filipinas conseguido de dudosa forma, como decía don Teodoro, lo que si podemos afirmar es que la vida de Celedonio es un reflejo de parte de la historia de España de la segunda mitad del siglo XIX, como fue el cambio del feudalismo y clericalismo al liberalismo pasando por el republicanismo.

FUENTES:

.- Pinceladas. Sáez de Ibarra y Molinillo, T.

.- Diversas Hemerotecas digitales.

.- Foto portada: Iglesia del Convento de San Francisco en Manila.



 

Comentarios

Entradas populares de este blog

China se ha apoderado de un arrecife a pocos kilómetros del puesto militar más importante de #Filipinas en el Mar Meridional, lo que aumenta el riesgo de un nuevo enfrentamiento

Rusia evalúa desplegar misiles de corto y mediano alcance en Asia y el Pacífico

Nuevas imágenes revelaron que barcos chinos se reúnen cerca de una isla en disputa con Filipinas